Las fotografías que estamos acostumbrados a ver:
Reflexionando sobre la fotografía consciente
En este análisis examinaremos el tipo de imágenes que estamos acostumbrados a consumir y que, en consecuencia, moldean nuestra educación visual.
Las fotografías que consumimos.
La mayoría de las fotografías producidas suelen tener un significado personal y literal. No van más allá de su anécdota o contexto original. Estas imágenes no representan nada significativo para nadie más que para el autor y su círculo cercano. Su interés se limita al uso personal y no están diseñados con ninguna intención más allá de lo explícitamente mostrado. Además, están destinados a ser compartidos sin que se consideren un mensaje o una obra en sí mismos. Carecen de fundamento estético o conceptual y se producen en masa en nuestra vida cotidiana.
Como resultado, nuestra formación en el lenguaje visual tiende a ser restringida y empobrecida en comparación con su popularidad, ya que lo que generalmente nos forma visualmente no necesariamente tiene riqueza o complejidad en su contenido.
En el ámbito educativo formal todavía nos enseñan a leer y escribir, pero la formación en lenguaje visual sigue siendo escasa y limitada a la educación artística. A pesar de la creciente inclusión de la alfabetización digital en los planes de estudio de muchos países, la formación en lenguaje visual sigue siendo deficiente.
El desafío para los fotógrafos.
Para quienes se dedican a la fotografía, dominarla como lenguaje se vuelve fundamental. Ser capaz de producir imágenes originales y únicas implica tener un dominio técnico impecable, pero el fotógrafo también se convierte en un eficiente comunicador visual.
Además, se requiere creatividad para transmitir multiplicidad de mensajes a través de fotografías.
¿Qué debe tener una buena fotografía?
Las imágenes más sofisticadas o con contenido más rico deben desafiar al espectador, requiriendo un cierto “esfuerzo” para comprenderlas y decodificarlas.
Su composición y los temas tratados deben ofrecer múltiples perspectivas y reflejar claramente la idea del autor, ya que la comunicación efectiva es otro aspecto clave para transmitir tu mensaje con claridad. Además, se deben cuidar los aspectos estéticos y utilizar recursos del lenguaje visual para expresar algo significativo. En definitiva, las fotografías deben lograr una conexión emocional con el espectador.
Sin duda, existe una diferencia notable entre las fotografías tomadas por un profesional y las imágenes cotidianas, ¿no? Esta es también una realidad evidente para los clientes y cualquier espectador, aunque no sean plenamente conscientes de por qué.
Para alcanzar este nivel, la fotografía necesita ser consciente. La fotografía consciente va más allá de la simple captura de imágenes. Requiere dominio técnico, pero también una comprensión profunda del lenguaje visual y la intención artística y conceptual.
Al ser capaces de producir fotografías que despiertan emociones, transmiten mensajes complejos y conectan con el espectador, los fotógrafos destacan en un mundo saturado de imágenes superficiales.
La fotografía consciente nos invita a ir más allá de lo obvio, explorar nuevas perspectivas y utilizar este poderoso medio para contar historias, expresar ideas y desafiar las limitaciones de nuestra educación visual.